viernes, 15 de noviembre de 2013

CRÓNICA DE UN PARTO: el durante

Me dejaron ingresada porque tenía una fisura en la bolsa. En la ecografía vieron que el peque estaba bien. Lo único que observaron que tenía mucho líquido para estar de 40 semanas (y eso que tenía una fisura e iba perdiendo líquido jeje). Me hicieron un tacto y me dijeron que estaba dilatada de 1 centímetro y tenía borrado el cuello del útero un 60% más o menos. Me llevaron a monitores para ver como estaba la cosa, y según lo que viesen, me provocarían el parto en ese momento (porque llevaba ya más de 24 horas con la bolsa rota) o esperarían a provocarmelo por la mañana. Tenía contracciones pero seguían sin ser rítmicas. Viendo los monitores, pensaron que lo mejor era esperar toda la noche, porque había posibilidades de que me pusiese de parto sola. Así que me cogieron una vía para ponerme suero y antibiótico por el tema de la bolsa rota, y me subieron a la habitación donde pasaría la noche. Me pegue una ducha, y llego el momento de organizarnos: quien se iba a quedar con quien. Raúl quería estar conmigo, pero le convencí para que se quedase con Aday por la noche para que no extrañase tanto... Ya que yo no podía estar con él, por lo menos que estuviese su padre. Le dije a mi hermana que se fuese a descansar a casa, y que le avisaría si notaba algo, pero se empeño en quedarse conmigo por si acaso. Y menos mal que se quedo...

Entre unas cosas y otras nos fuimos tarde a la cama. La idea era dormir toda la noche y descansar, pero cuando me eche, tuve la intuición de que no iba a dormir nada. Y no me equivocaba... A la 1.30 más o menos empecé a tener contracciones un poco molestas. Eran cada 4 minutos más o menos... Así que empezaba la fiesta... A las 2 de la mañana, ya tenía contracciones bastantes dolorosas, y le pedí a mi hermana que avisase a alguien para que me viese, porque creía que ya estaba de parto. Mi hermana me dijo que tenía que aguantar un poco, porque las contracciones tenían que ser rítmicas cada 3 minutos y durante una hora, y yo no llevaba ni media hora con contracciones. Pero me dieron dos contracciones en las note al niño muy abajo y de repente me entraron muchas ganas empujar. Me recordó a la sensación que tuve con Aday cuando iba a nacer ya. Como insistí tanto, mi hermana llamó para que viniese alguien a verme. Vino un ginecólogo residente y me hizo un tacto. No dijo absolutamente nada, ni si había empezado a dilatar, ni nada de nada. Simplemente dijo que bajase a hacerme unos monitores a ver como iba. El camino de la 4ª planta a la 2ª se me hizo interminable... Yo sólo quería empujar, pero como hasta que no te dan el visto bueno, no puedes empujar por si te desgarras, intentaba con todas mis fuerzas aguantarme. Tenía unos dolores horribles... Mi hermana aviso a Raúl que bajábamos a paritorios. 

Llegamos a paritorios y yo no hacía más que decir que tenía muchas ganas de empujar... Pero seguían sin mirarme... Me estaban poniendo las correas, y mi hermana, como me vio así y vio que no me estaban haciendo ni caso, me dijo: Pues empuja. Y dicho y hecho, empuje y rompí aguas a lo bestia. El problema es que el peque venía totalmente enredado con el cordón, y al romper aguas, el niño bajo de golpe y el cordón debió de pegarle un tirón en el cuello, lo que le provocó bradicardias (le bajo el ritmo cardíaco, para que me entendáis). Cuando empecé a oír en el monitor un pitido, vi la cara de mi hermana y a las dos chicas que estaban conmigo correr como locas, sabía que la cosa no iba bien. Después de que pasase todo, mi hermana me explicó que menos mal que al romper aguas vieron que la cabeza del enano estaba ya ahí, que sino era cesárea de urgencia asegurada, porque el niño no podía estar más tiempo dentro de la barriga. Me llevaron a paritorios corriendo y tuve mucha suerte, porque en tres empujones Leo estaba ya fuera. Todo esto ocurrió en 10 minutos... Fue tan rápido, que a Raúl no le dio tiempo ni a bajar. 

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