martes, 7 de agosto de 2012

CRÓNICA DE UN PARTO: el después

Después del parto, pasamos a una sala de observación los tres. Raúl y yo no podíamos dejar de mirar al peque. Es increíble que esa cosita hubiese salido de dentro de mi, que esa cosita fuese nuestra... Aprovechamos para sacarle a Aday sus primeras fotos, mandar mensajes, colgar alguna foto en el facebook... Los primeros besos, las primeras caricias, las primeras palabras... Fue un momento mágico, la primera vez que estábamos los tres solos, la nueva familia. Una enfermera me ayudó a ponerme a Aday por primera vez al pecho. Se agarró enseguida, aunque no creo que sacase nada todavía...

Llegó el momento de subir a planta. Pero antes de subirnos nos sacaron a la puerta de paritorios para que mis padres pudieran vernos. Recuerdo ese beso al niño y a mi con mucho cariño. Primero estuvimos en una habitación con otra chica, pero a las tres horas o así nos cambiaron a otra habitación solos (es la suerte de estar "enchufados"). Estábamos cansados, pero también muy ilusionados. No queríamos perdernos ni un segundo de las primeras horas de vida de nuestro hijo, y a pesar de llevar toda la noche sin dormir, no pudimos ni echarnos una siesta, estuvimos despiertos todo el día.
La habitación 427 sería nuestra casa durante dos días. Allí recibimos las primeras visitas, los primeros regalos, las primeras felicitaciones... Allí empezamos a conocer a nuestro hijo y él a nosotros, y empezamos a coger experiencia en nuestra nueva labor de padres.
El miércoles al mediodía nos dieron el alta y pudimos irnos a casita.

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