Fue una semana muy muy dura y a mi se me hizo interminable. Es cierto que egoistamente pudimos descansar un poco más y dedicarnos completamente a Leo, a parte de poder hacer todo el papeleo (tema registro, seguridad social...) más tranquilos. Pero aunque estuve más relajada, hubiese dado cualquier cosa por tener a mi coquito grande en casa. Yo apenas he estado separada de Aday desde que nació, y lo echaba tanto de menos... Raúl iba a casa de mis padres todas las tardes para sacarle de paseo y pasar tiempo con él. Yo también iba un ratito todos los días, pero como andaba pendiente del pecho de Leo, tampoco podía quedarme mucho...
Pero bueno, Aday se recuperó un poquillo y como teníamos muchas ganas de llevárnoslo a casa, el domingo de la semana siguiente (es decir el día 17) fuimos ya a buscarlo. Y por fin pudieron conocerse los hermanos!!!
Este fue el regalo que le hizo Leo a su hermano. Como está todo el día con los cacharritos, le regaló un bote lleno de comidas, para que pueda cocinar jeje
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